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Luna obedece a Juan con tal de no verle enfadado y acude a casa de Rosa para acicalarse. Rosa mira el pelo de Luna con pasión. Dice que su melena es una marea oscura de la noche y que el secreto de su brillo son las estrellas desorientadas que se prenden en él…
El vampiro desvela al cura su nombre: Amado Balmes, como el general de Franco del que la leyenda cuenta que se dio un tiro en la barriga, pero no fue así. Todo empezó con un triste vampiro portugués que desesperado atacó a su prima, y ella le mordió a él…
La relación entre Ana Montecasino y su jefe, Diego Echelar, pasa de la euforia del primer beso a la entrada de Eleonora en la redacción del periódico. Lo hace con una sonrisa ganadora, un andar lento, una timidez adolescente superada… Y Ana la siente como una amenaza real…
Las conmemoraciones de 1992 trajeron la prosperidad a los tres amigos que compartieron techo en el ático de Chamberí. A Bernardo de la mano de su amigo Alfredo a quien echó del ático para disfrutar de su intimidad con Helen. A Libertad A Secas la buena suerte le llegó en forma de crucero por el mundo. Y a Mercedes Alvedro…
Explicada en la entrega anterior en qué consistió La revolución urbanística del Paraíso, en este capítulo se discute de una virtud tan divina como la puntualidad. Recordemos que Cristo y Alá han llegado juntos, ¡cogidos del brazo!, a la reunión que ha convocado Yahvé con tanta urgencia y en la que ni uno siquiera de los dioses ha sido puntual.
El director del Psiquiátrico lee la primera historia del cuaderno de los relatos de Juan de Dios. A Jesús, el herrero, le sorprenden tres fuertes golpes en la puerta de su casa a altas horas de la madrugada. Un extraño le entrega una carta sin remitente. Intrigado comienza a leer la misiva de una completa desconocida que conoce sus íntimos secretos…
Luna vive en un mundo en paz y sin intrusos en la isla de Tabarca. No es consciente de los cambios que se producen en su cuerpo. Juan cada vez está más preocupado y no duda en pedir ayuda a las mujeres. Un mundo que a Luna le parece inhóspito, pero también asombroso que esas mujeres desborden tanta serena belleza…
Comienza la confesión del vampiro al clérigo que repasa las paredes en busca del instrumento con qué atizarle el mamporro. El chupóptero le muestra los colmillos, largos y afilados como agujas, y roza las yemas de los dedos del párroco con el filo de sus dientes y sin querer le hace un rasguño, el rasguño de un vampiro…
Ana Montecasino repasa mentalmente en el Hotel Palestine de Bagdad su relación amorosa con su jefe, un hombre casado con la hija del dueño del periódico que dirige. Al principio era algo inocente, solo para que no la siguiera molestando. Hasta que llegó el primer beso. Inolvidable…
Martina se siente demasiado sola, su madre además la trata como a una princesa de sangre azul, y le restringe las amistades. «Necesito un hermano», les confiesa a su padre y su espectacular novia. Martina todavía desconoce que ya tiene una, y que vive en una ciudad costera del Noroeste español, no tan lejana…
Capítulo en el que se explica la Revolución urbanística del Paraíso ideada por Tejal, y que resultó un gran fiasco a pesar de que una sensación de orden y modernidad había sustituido el anárquico fárrago que antes constituían los paraísos privativos de cada una de las religiones …
Me encuentro encerrado en un psiquiátrico, pero no estoy loco. Sí, amigos míos, recluido en este lugar por haber dejado libres a los monos de un zoológico, y por ver la realidad de la vida, literalmente de forma contraria al común de los mortales.
