La tía Dolores es Libertad
Aún no lo sabe, pero Jesús El herrero va a conocer por fin a la tía Dolores en la función de marionetas a la que ha llegado por casualidad. Pero aún más sorprendente va a ser que la tía Dolores es Libertad…
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Aún no lo sabe, pero Jesús El herrero va a conocer por fin a la tía Dolores en la función de marionetas a la que ha llegado por casualidad. Pero aún más sorprendente va a ser que la tía Dolores es Libertad…
«No quiero que te preocupes, porque no me vas a echar de menos. Voy a regresar cada vez que me apetezca», amenaza a Luna el jefe de la partida de soldados republicanos, después de la múltiple y brutal violación a la que someten a la niña. La guerra civil ha invadido la pequeña isla de Tabarca, y Luna se pregunta: ¿estamos en guerra? ¿por qué?
Bernardo intenta olvidar el asunto de la paternidad y se centra en su fría relación con Helen. Con frecuencia la sueca llega de madrugada y evitar coincidir con él. Bernardo, acostumbrado a ir de flor en flor, sufre ahora los azotes del desamor…
Capítulo donde los dioses debaten sobre los fieles a los que no se puede llamar masas o clientes, según Yhavé, pero tampoco corderos o borregos, según Alá. Y donde, dada la huida de esos seguidores a otros refugios como el dinero, se propone recabar la ayuda de los políticos…
En otro descuido del vampiro, el párroco le clava por la espalda la vara de San José hasta donde alcanza el impulso de su puño criminal. El vampiro se vuelve iracundo y dolorido: «Ha fallado, padre. Ya no sabe dónde tienen los hombres el corazón», le dice.
Era como un niño sufriendo la más terrible y profunda de las soledades. Así se siente Raúl Moscoso, una vez que su hermano se va. Se deja caer al suelo con la vista completamente nublada por el llanto. Piensa en su hermano y en Ibrahim, cuando el teléfono le sobresalta de nuevo…
La carta de una desconocida ha despertado en Jesús los recuerdos más escondidos de su infancia, ya olvidados tras la trágica muerte de sus padres. La casualidad y un fuerte e imprevisto aguacero, le conducen al Teatro Amanecer, una función de marionetas que despertarán en él su pasión más secreta…
Estás probablemente ante uno de los pasajes más duros de A tres pasos de Luna. Quedas advertido.
17 de julio de 1936. Rosa ha perdido el conocimiento tras el culatazo de un rifle. Luna recibe una fuerte paliza, mientras varios hombres la inmovilizan. «Lo primero que tienes que saber», le grita uno, «es mi nombre. Y que soy la reencarnación del diablo…»
Tras la paliza que el párroco le ha propinado al vampiro con un crucifico sin que éste se abrasara, el chupóptero se explica: «Mi apostasía, mi descreimiento, padre, eran la causa de mi mal, pero mi arrepentimiento me ha salvado. Ya no me abrasa el tacto de lo sagrado porque tengo fe». El vampiro está decidido a conseguir el perdón divino…
Mientras en Bagdad, Ana Montecasino decide descubrir las claves para dar con la tumba de Alejandro Magno, los hermanos Mosconi están pensando en Ibrahim. Ernesto reprocha a su hermano que no lamente la muerte de su amigo. Pero hay algo que le inquieta aún más: «Necesito saber si tienes el mapa», le dice…
Bernardo no quiere reconocer la paternidad de su hija. «Si de verdad soy el padre, necesito pruebas», le suelta a su compañera de Universidad, hermana de la madre. Incluso va más allá: «Denúnciame para que reconozca la paternidad», le dice. Mercedes Alvedro acepta el reto: «Tendrás noticias mías», le suelta mientras se dirige a la salida…
Capítulo donde Cristo expone en el ágora del Paraíso de los dioses, la fragilidad de los humanos a la hora de endiosar a los que admiran. Advierte además sobre la terrible amenaza que supone que un país, al que consideran un buen cliente, y sin ningún tipo de ayuda o intersección divina, haya ganado un Campeonato Mundial de Fútbol…